- Protección de los activos: Al crear un fideicomiso, los activos se transfieren a una entidad separada y legalmente independiente. Esto significa que, en caso de que el fideicomitente (la persona que establece el fideicomiso) se enfrente a problemas financieros, los activos del fideicomiso estarán protegidos.
- Flexibilidad: Los fideicomisos son estructuras muy flexibles que pueden adaptarse a las necesidades y circunstancias individuales del fideicomitente y de los beneficiarios.
- Privacidad: A diferencia de un testamento, que se convierte en un registro público una vez que se presenta para su aprobación, los detalles de un fideicomiso pueden mantenerse privados y confidenciales.
- Control: El fideicomitente puede mantener cierto grado de control sobre cómo se administran los activos del fideicomiso incluso después de su fallecimiento.
- Evitar la sucesión intestada: Un fideicomiso puede ayudar a evitar que los activos del fideicomitente pasen a través de la sucesión intestada, lo que puede ser complicado y costoso.
- Administración eficiente: Si se establece correctamente, un fideicomiso puede ayudar a reducir la carga administrativa y los costos asociados con la administración de los activos y la distribución de los bienes a los beneficiarios.
- Planificación fiscal: Un fideicomiso puede ayudar a reducir las obligaciones fiscales, especialmente en casos de transferencia de bienes de alta valor.
Es importante tener en cuenta que los fideicomisos son estructuras complejas y deben ser establecidos con el asesoramiento de un abogado especializado en planificación patrimonial. Además, los puntos fuertes de un fideicomiso pueden variar según las circunstancias individuales de cada persona y familia.